Camarón de la Isla, cantaor flamenco
José Monge Cruz nació en la calle Carmen, en “Las Callejuelas” un barrio popular de la localidad gaditana de San Fernando.
Nació gitano y murió gitano.
Dicen que la Juana, su madre… le tenía controlado para que no se fuera a casar con una paya.
Ni a arrejuntar tampoco…
De niño estudio en la sección de Beneficiencia del Colegio Liceo hasta que poco a poco no solo se fue convirtiendo en un fumador empedernido, sino que fue aficionandose al cante gracias a su padre también Juan, como su madre.
Juan Luis Monge Nuñez era nada más y nada menos que de esos cantaores de la fragua, “cuna del cante güeno”, donde trabajaba.
Por aquella época de juventud de Camarón, eran muchos los cantaores de toda Andalucía los que visitaban la casa de los Monge, Manolo Caracol y Antonio de Mairena incluidos.
Nadie podrá decir que el joven Camarón no tenía las raíces del cante bien puestas.
No pasó mucho tiempo que su padre murió a causa del asma, cosas de la fragua…
Ante tal desgracia y siendo aún muy pequeños, Camarón comenzó a buscarse la vida para llevar dinero a su casa, a su madre la Juana y a sus hermanitos.
Esto lo llevo a cantar en las primeras tabernas a la edad de siete años. Aunque ya a los cinco le habían apuntado a un festival que había organizado su escuela.
Ya con doce años ganó el primer premio del concurso Flamenco del Festival de Montilla, en Córdoba.
Su vida profesional ya en forma comienza con su mejor amigo, el cantaor chiclanero Rancapino, Nuñez de apellido como el padre de Camarón.
A partir de ahí llega a cantar con las barcelonesas Dolores Vargas y La Singla. Llegó incluso a trabajar en la comañía de Juanito Valderrama, en la que hizo diversas giras por América y Europa.
Su estrecha relación con Málaga nace cuando el tonadillero malagueño Miguel de los Reyes se lo echa al hombro y comienza a placearlo por toda España.
Para 1966 ganó el primer premio en el Festival del Cante Jondo de Mairena del Alcor.
La cosa iba pintando bien…
El Torres Bermejas
Pero aún no comenzaba…
Un día el Camarón de la Isla puso el pie en el tablao Torres Bermejas de Madrid. Fue en este sitio en donde realmente comenzó a recibir sus primeras críticas significativas debido a la heterodoxia de su cante.
Pero si de rigurosidad se trata… ¿quien le iba a decir a quien como se debe cantar?
Camarón era un gitano de pura cepa, Caracol no…
Sin embargo y finalmente, Camarón consiguió ser un fijo en el Torres Bermejas, además acompañado por otro monstruo del flamenco, el guitarrista Paco Cepero.
Un tocaor al que su apellido que proviene de las cepas de las uvas, le descubre como jerezano.
Juntos estuvieron durante doce años en el mítico tablao de Torres bermejas en Madrid.
En uno de los entretantos participa en la película Casa Flora, de estas que protagonizaba Lola Flores y en la que Camarón además de tener un poco de actuación, canta al estilo de la época. Eso que era como entre rumba catalana con aires de twist.
Todo fue transcurriendo hasta que un día normal en el Torre Bermejas, dejó de ser normal… el día en que conoció a Paco de Lucía.
Otro joven criticado por su heterodoxia pero con raíces tan profundas en la tradición como pocos han alcanzado, otro monstruo del flamenco.
Fue en ese momento en el que se junta el hambre con las ganas de comer, en que se dio la verdadera revolución del flamenco hasta entonces conocido.