Elecciones en EE.UU. – En Washington también hace aire

Siempre resulta necio aunque nunca falta quien, negar que no solo estas elecciones, sino todas de lo que sea y al nivel que sea, siempre presentan la oportunidad y la enorme tentación de tomar algún tiempo de ventaja.

A medida que crece el cargo y por lo tanto el dinero y el poder, lo que sea se convierte en lo que sea, no importa que…

¿Pero quién toma esta ventaja? el que puede…

El puesto de presidente de los EE.UU. es el puesto a elección más operativo que existe en el mundo, desde ahí son posibles muchas cosas y se ejecutan muchas cosas.

Sin embargo, no son los votos los que dan el poder. El poder no está a elección, nunca lo ha estado ni lo estará, es un absurdo siquiera planteárselo.. Los votos únicamente intentan revestir o si acaso dar cierta legalidad a las cosas pero más bien por facilidad y evitarse molestias, por ganar en tiempo.

Facilidad para aplicar las decisiones que ya están tomadas previamente y de antemano, lo estaban desde mucho antes de las elecciones.

Es por lo tanto necesario que la figura del presidente cumpla con el perfil requerido para llevar a cabo las medidas ya previamente analizadas y ejecutar las decisiones ya previamente tomadas.

La competencia entonces no radica en que partido ganará, sino que esta se da a nivel medio y medio-alto, se da en quien ocupará esos puestos ejecutivos con el beneficio personal que eso conlleva. Son ellos los que compiten, no así las decisiones, esas ya están tomadas.

Puntualmente siempre que así convenga al poder se puede dejar algún espacio o ceder durante algún tiempo. A veces forzar las cosas no es lo más conveniente, a veces sí, pero siempre al final, termina imponiendo su voluntad y sus reglas. Es solo cuestión de tiempo.

Es por esto que el señor Rudolf Giuliani, abogado y asesor de Donald Trump por más pruebas que presente, por más evidentes que estas sean, y que de hecho lo son, simplemente serán desestimadas. 

Cuentan que un vecino del pueblo necesitaba un caballo para hacer un mandado urgente. Este le pidió a un amigo el suyo que estaba disponible en la caballeriza.

El amigo le dijo; no tengo caballos, la caballeriza está vacía.

—¿Pero cómo puede ser eso? ¡si lo estoy viendo con mis propios ojos!

—Eso es para que veas que no te lo quiero prestar…

Martín Garatuza