La Abadía del Monte San Miguel (Mont Saint-Michel en francés) es una histórica abadía benedictina ubicada en la cima de una isla rocosa en la desembocadura del río Couesnon en Normandía, Francia.
La abadía es famosa por su impresionante arquitectura gótica, su ubicación única rodeada de agua y su papel como lugar de peregrinación en la Edad Media.
La abadía fue fundada en el siglo VIII y fue un importante centro religioso y cultural en la Edad Media. Durante la Guerra de los Cien Años, el Monte San Miguel fue fuertemente fortificado, convirtiéndose en una importante posición defensiva para los franceses. En 1979, la abadía fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Hoy en día, la Abadía del Monte San Miguel es un importante destino turístico, y recibe a millones de visitantes cada año. Además de la abadía, el pueblo medieval que se encuentra en la base de la isla también es una atracción popular, con sus calles empedradas y sus antiguas casas de piedra.
En realidad, la Abadía del Monte San Miguel nunca fue completamente abandonada, aunque sí sufrió periodos de deterioro y abandono parcial a lo largo de su historia. En la época de la Revolución Francesa, en el siglo XVIII, la abadía fue cerrada y se convirtió en una prisión, lo que provocó daños importantes en el edificio.
Sin embargo, en el siglo XIX comenzaron a realizarse trabajos de restauración y conservación, y la abadía volvió a ser utilizada como lugar de culto y de peregrinación. En la actualidad, la abadía es uno de los principales atractivos turísticos de Francia y recibe a miles de visitantes cada año.
El pueblo que se encuentra en la base del Monte San Miguel es un lugar muy interesante y pintoresco. Se trata de un pueblo medieval que ha sido habitado durante más de mil años y que tiene una rica historia y patrimonio cultural.
El pueblo está construido en torno a la abadía, y sus calles estrechas y empedradas están llenas de casas de piedra y edificios históricos. Muchos de estos edificios han sido restaurados y convertidos en tiendas de souvenirs, restaurantes y alojamientos turísticos, pero todavía conservan gran parte de su encanto y autenticidad.
Entre las atracciones del pueblo se encuentran la iglesia de San Pedro, una iglesia gótica del siglo XV que fue construida por los monjes benedictinos de la abadía, y el Museo de Historia de la Población, que cuenta la historia del pueblo y de la abadía.
El pueblo también es famoso por sus festividades y celebraciones, como la procesión anual de la Saint Michel, que se celebra en septiembre, y la Noche de las Luces, que tiene lugar en diciembre y en la que todo el pueblo se ilumina con velas y linternas para crear una atmósfera mágica y romántica.