Tuve sed y no me diste de beber…
Tuve hambre y no me diste de comer…
Era un pequeñito que iba con mis papas y me metiste en una jaula…
Ese si será el verdadero infierno, no tengan ni una sola duda…
Pero es que además este es un caso con agravantes… por que no solo faltan a la caridad aparente, sino que son los mismos causantes de que tengan hambre, de que tengan sed, de que siendo muy pequeñitos tengan que ir junto con sus papas arriesgándolo todo como familia para buscar la simple subsistencia…
¿Tiene esto defensa posible?
Dirán a su favor, o más bien se ufanarán al declarar que según sus “principios” y cartas… como las de Naciones Unidas, todos “tenemos derecho” a esa subsistencia…
Sin embargo todo eso es paja…
Paja de la buena son todas esas firmas y declaraciones.
Apartados de Mi malditos e ir al fuego eterno…
Esta no es paja…
¿Logran ver la diferencia entre una sentencia y otra?
Me viene a la mente la tremendísima escena que se vivió en la Sorbona de París allá por el siglo XI, en que aquel profesor de tristísima memoria, Raymond Diocres.
En aquella ocasión fue el mismo quien siendo un cadáver frío y sin vida, se levantó de su lecho de muerte con tremenda voz a advertirnos de la existencia del infierno, en donde el mismo ya se encontraba.
“Iusto Dei iudicio condamnatus sum!”, “por el justo juicio de Dios he sido condenado”
Y esto tampoco es paja…
Quien lo quiera tomar así, mucho tiene en juego. todo…
Fue esta escena por cierto la que motivó al entonces joven estudiante de Colonia, San Bruno, a fundar la orden de los Cartujos.
Les dejo este enlace por si quieren conocer más esta terrible historia.