mueso-vasa

Vasa, un desastre de ingeniería naval

Vasa, otro gigante que se hundió en su viaje inagural

Y delante de los invitados, por más que NatGeo insista a instancias del Gobierno Sueco y orgullo protestante que se trató de una tormenta… que en todo caso lo mismo da.

La historia está llena de grandes proezas… y de monumentales fracasos. Uno de los ejemplos más curiosos y costosos de la historia naval europea es, sin duda, el del Vasa, el buque de guerra sueco que pasó más tiempo hundido que a flote. Lo más triste (o irónico) es que ni siquiera salió del puerto antes de irse a pique.

Y menos mal, lo que pudo ser peor solo quedó en un buen remojón.

El orgullo flotante del imperio sueco

En el siglo XVII, Suecia se encontraba en plena expansión. Bajo el reinado de Gustavo II Adolfo, el país buscaba consolidarse como una potencia del Báltico, y necesitaba una flota poderosa que impusiera respeto. Así nació el proyecto del Vasa, un barco de guerra que sería el más grande y poderoso jamás construido en Suecia hasta entonces.

Cargado con 64 cañones, ricamente decorado con tallas y esculturas, y construido para impresionar tanto a enemigos como a aliados, el Vasa era una especie de Titanic del siglo XVII… con todo y tragedia incluida.

El día del desastre

El 10 de agosto de 1628, el Vasa fue botado al agua en Estocolmo, con cientos de personas observando el evento. Con vientos moderados, el barco navegó apenas unos 1,300 metros… antes de inclinarse peligrosamente, llenarse de agua por las troneras abiertas y hundirse frente a la mirada incrédula de la multitud.

Duró menos de 30 minutos a flote.

vasa-ladeado
La diferencia con el Titanic es que en el Vasa, los músicos estaban en el muelle… por si las flies.

¿Qué salió mal?

Mucho, pero lo peor es que ya lo sabían. Durante las pruebas de estabilidad, se hizo una prueba rudimentaria en la que unos marineros corrían de lado a lado del barco. A la tercera carrera tuvieron que detener el experimento: el barco ya se tambaleaba peligrosamente.

Aun así, el proyecto siguió adelante. ¿Por qué? Porque el rey quería el barco, y nadie se atrevió a contradecirlo. El resultado: un buque demasiado alto, con un centro de gravedad mal calculado y sin la estabilidad necesaria.

El redescubrimiento

El Vasa fue rescatado en 1961, más de 300 años después de su hundimiento. Gracias a las frías aguas del Báltico, se encontraba increíblemente bien conservado. Hoy se puede visitar en el Museo Vasa de Estocolmo, donde se ha convertido, irónicamente, en una de las mayores atracciones turísticas de Suecia.

Una lección que flota

El caso del Vasa es un recordatorio de que incluso las grandes potencias pueden cometer errores garrafales cuando el ego y la prisa le ganan al sentido común y a la ciencia. Hoy, más que un fracaso, es una cápsula del tiempo que nos habla de cómo no hacer las cosas… y de lo que pasa cuando nadie se atreve a decirle “no” al jefe.

mueso-vasa
Museo Vasa – No es réplica, es el original rescatado en 1961

Museo Vasa en Estocolmo

El Vasa es ahora un museo en Estocolmo, Suecia, llamado el Museo Vasa. Y lo increíble es que el barco que ves allí no es solo una maqueta, ¡es el verdadero Vasa! Después de hundirse en 1628, el barco pasó casi 333 años bajo el agua del mar Báltico antes de ser recuperado en 1961.

Durante ese tiempo, se había conservado bastante bien debido a las condiciones del agua, lo que permitió su restauración.

El rescate fue toda una operación. Usaron cables para elevar el barco del fondo marino, y fue un desafío monumental porque había que hacerlo con mucho cuidado para evitar daños. Después de sacarlo, pasó por una extensa restauración que le permitió quedar casi tal cual era cuando zarpó, pero claro, con las tecnologías modernas para preservar la madera y asegurar que no se deteriorara.

El Museo Vasa es uno de los más visitados en Escandinavia, y ver el Vasa ahí, gigante, en su gloria restaurada, es una experiencia impresionante. Te da una idea de lo que pudo haber sido, pero también te recuerda que no todo lo que brilla (o flota) es oro.